Verdades Ne pas toucher

Llevo varias semanas siguiendo los testimonios de #Miprimeracoso. Entre otras cosas lo hago porque l‎eer que somos varias me hace entender mejor el problema -el mío también- y corrobora una idea que siempre ha dado vueltas en mi cabeza: esos acosadores tienen nombre, apellido y hacen parte de nuestro entorno. Las historias de "a la prima la pierna encima" existen y no, no es un chiste.

Vamos por ahí pensando que nuestros hijos, sobrinos, hermanos y amigos son incapaces del abuso pero es mentira. O que nosotras somos fuertes, independientes y podemos hablarlo pero eso, también, es mentira. Creemos que no sucede pero el vivir en un medio donde el sexo y el abuso no existe o no se habla y no se explica ‎no es garantía de que las cosas no se hagan, solo de que no se entiendan, no se hablen y no se denuncien. Nos da vergüenza hablar. Nos da pena y miedo denunciar. Hay un oscurantismo sobre el sexo consentido y por placer que no permite el reconocimiento y definición de nuestro cuerpo, nuestra mente y nuestros límites. 

Hay una minimización del fenómeno a tal punto que muchos niños, adolescentes, hombres y mujeres adultos consideran "normal" cortejar, manosear, tocar o usar personas más débiles, muchas mujeres y niños y niñas. Creer que porque no hay penetración no hay abuso. ‎O creer que aunque haya abuso, de todas formas nadie los va a acusar. 

Es mentira.‎ 

Tú que me tocas sin que yo te pida, que te aprovechas de que no sé bien lo que sucede porque no me ha sucedido antes -y nadie nunca me habló de esto-, tú que recorres mi cuerpo sin preguntarme, eres tú el responsable.  
Y no, no es un juego. ‎Y no, no quiero jugar. Y sí, sí sé gritar.
Y da igual si tienes 12, 18, 25, 40 o 70 años. No se toca. 
Mi cuerpo no se toca y a mí no me mires, ni me hables.
Anda a masturbarte lejos de aquí. Ahí donde yo no te vea nunca más. 
El masturbarte no es pecado pero el tocarme sí que es ilegal y #Nocallamosmas.






Mll D.

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