Ese día... vacío


Primero te vi en un campo verde. Había tanta hierba, era una montaña alta y llena de luz del medio día. Luego te vi en la montaña pero en el atardecer. Todo era dorado y estabas tan feliz. Brillabas. Luego seguí viéndote. Contenta. Un día hasta nos vimos en Berlín y conociste a L., y hablamos de tu partida. Y así hasta ese día en ese Quito -que quién reconocería- donde me emocioné tanto que me desperté. Y con lo linda que estabas.

Y quisiera dedicarte una canción pero me niego a ponerte a la Pantoja o a Perales que es lo que me viene a la mente... con un sonido lejano de basija de barro. Así que con alebosía, te mando una foto de lo que ya no está pero que hay que dejar ir. Y aquí estoy, pensando en los redonditos que correspondería festejar con un pastel de dulce de leche, sanduchitos de miga y tantas velas. Pensando en ti desde ya, desde ayer, desde hace una semana. Todos los días. Sin excepción. La china es testigo. Pero quedate tranquila que estamos bien acá, pese a la tristeza infinita de vivir con el vacío.



Mll D.

...